Desde Mara, apoyamos y hablamos de lactancia. Nos gusto mucho este articulo publicado en el blog Consulta lactancia: ver aqui.
Autor: Patricia Lopez Izquierdo
Amamantar siempre es beneficioso para las mujeres, lo cual no es sinónimo de que siempre sea placentero.
Es más , puedo afirmar que a veces es sumamente desagradable.
Y no me refiero a la dureza de los inicios o a las noches de alta
demanda, al dolor de las heridas en el pezón o al malestar de las
mastitis… Eso también es malo claro, pero de eso hablaremos en otra
ocasión.
De lo que hoy quiero hablaros es de lo que hemos dado en llamar “La
agitación del amamantamiento”(En una traducción un poco forzada de su
nombre en inglés que leímos hace ya algunos años en este artículo :LLLI | La Agitación del Amamantamiento.)
Cuando la lactancia es ya algo normal en nuestra vida, porque el
pequeño ya tiene por lo general más de un año, y casi siempre más de
dos…De repente, algo cambia…Esos momentos tan bonitos, de relax y
acercamiento con nuestro bebé, empiezan a resultar desagradables, la
primera sensación suele ser de impaciencia… Una especie
de urgencia por que ¡acabe ya!…Que si no hay respuesta se transforma en
una especie de angustia, de ganas de gritar y de salir corriendo, algo
que solo se puede definir como un verdadero rechazo visceral hacia la
lactancia en sí ,y por extensión hacia nuestro hijo.
Esto es psicológicamente muy difícil de digerir por una madre que se
creía ya bien concienciada para dar el pecho todo lo que él /ella
quisiera… Si nunca has oído hablar de esto, la primera reacción es de
extrañeza, rabia, culpa y pena.
¿Qué es lo que ha pasado? ¿Que es lo que hago mal? ¿ Ya no soy buena
madre? ¿ Es que amamantar a bebés grandes es malo ( como todo el mundo
me decía)?
A menudo este rechazo coincide con molestias, hipersensibilidad, o
dolor en los pezones, a veces relacionados con el ciclo menstrual y
muchas veces con un nuevo embarazo.
La mayoría de las madres que lo sufren son las nuevamente embarazadas
que tenían idea de seguir amamantando a su bebé grande; y a veces más
cuando ya ha nacido el pequeño y el mayor demanda pecho aun con más
insistencia.
Pero las mamás de tándem no son las únicas que “se agitan”, a veces
ocurre sin más cuando los bebés son mayorcitos y de alguna forma el
cuerpo se pone solo en “modo destete”, para consternación de las madres
que teníamos otras ideas racionales al respecto.
Y Entonces ¿que hacemos?
Lo primero que suele ayudar a sobrellevarlo es simplemente
ACEPTARLO. Nos sentimos así y no podemos negarlo ni tampoco cambiarlo
sencillamente.
Algunas madres deciden iniciar el destete en ese momento, parece una
opción muy lógica y desde luego muy respetable, aunque un destete
dirigido rara vez es sencillo, y supondrá seguramente otros tantos retos
que superar para la madre (y aun más para el bebé)
Otras intentamos aguantar el tirón y seguir amamantando (el fin y al cabo destetar es tan difícil)…
Para eso nos pueden ayudar algunos trucos, o mejor dicho algo de la sabiduría maternal compartida.
- Intentar acortar las tomas.
Si el bebé ya puede comprenderlo, le explicamos que ha de parar de
mamar en poco tiempo, contando hasta 10, hasta 5 o lo que queramos.
Suele dar mejor resultado esto que intentar posponer, si se da cuenta
de que le rehuimos normalmente se pone ansioso y quiere mamar cada vez
más y más veces. Mejor no negar.
- Relajarnos antes de darle, respirar hondo e intentar pensar en la lactancia como era antes: normal y placentera para ambos.
- Mejorar el agarre. ¿A estas alturas? preguntaréis. Pues sí; porque muchos
niños de alguna forma “se olvidan” de mamar a cierta edad , y lo que
hacen es chupetear el pezón, marcan los dientes, y sea como sea maman de
una manera muy irritante para nosotras. A veces si les mostramos que
han de abrir más la boca , o los abrazamos bien pegados a nuestro cuerpo
la sensación mejora. Otras veces, podemos intentar sujetar la mandíbula
y el pecho por debajo a la vez con la palma de la mano: esta
inmovilización reduce la fricción de la lengua sobre el pezón ,y suele
aminorar la molestia…
No son soluciones mágicas, solo ideas prácticas que puede que nos ayuden.
No conozco estudios científicos sobre este tema, “solo” conozco la
experiencia de muchas madres que -como yo-lo han pasado, y por eso
quiero agradecerles a todas y cada una, que nos lo hayan contado; solo
el saber que “no eres tan rara” ayuda a sentirse mucho mejor ¿verdad?
La buena noticia es que la agitación suele ser una fase más de la lactancia , así que lo que queda es que ¡se pasará!
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